Antonio Aguilar, conocido como el “Charro de México”, es una figura legendaria en la música y el cine mexicano.

Nacido el 17 de mayo de 1919 en Villanueva, Zacatecas, su vida estuvo marcada por la lucha, el talento y el deseo de triunfar en un mundo que no siempre le fue favorable.

A lo largo de su carrera, Aguilar dejó una huella imborrable en la cultura mexicana, destacando no solo por su impresionante voz y habilidades como jinete, sino también por su dedicación al cine y la televisión.

Antonio Aguilar - Concord

Antonio Aguilar, bautizado como José Pascual Antonio Aguilar Márquez Barraza, creció en una hacienda propiedad de su familia en Zacatecas. Desde pequeño, estuvo expuesto al arte, influenciado por su madre, quien cantaba en la iglesia.

Sin embargo, su infancia no fue fácil. La familia Aguilar perdió su fortuna y Antonio tuvo que empezar a trabajar desde joven para ayudar a mantener el hogar.

Un punto crucial en su vida fue cuando su tío lo contrató como secretario personal y lo convenció de que su futuro estaba en la educación, lo que lo llevó a viajar a Nueva York para estudiar aviación. Sin embargo, su verdadera pasión era la música, y fue en esa ciudad donde decidió perseguir su sueño de ser cantante.

La Carrera Musical y Cinematográfica

Antonio Aguilar comenzó su carrera en los bares de Mexicali y Tijuana, y posteriormente se mudó a la Ciudad de México en 1945, donde se dedicó al estudio del canto. Aunque en un principio se centró en el género operístico, su verdadero éxito vino cuando decidió dedicarse a la música ranchera, lo que lo llevó a grabar más de 160 discos y vender más de 25 millones de copias.

Su talento no se limitó a la música. Aguilar también triunfó en el cine, protagonizando 18 películas y siendo reconocido como una de las principales figuras del género ranchero en el cine mexicano. Su personaje más famoso fue el de “Mauricio Rosales, el Rayo”, que lo catapultó a la fama.

Un Amor Duradero

En el ámbito personal, Antonio Aguilar formó una familia junto a la también cantante y actriz Flor Silvestre, con quien tuvo dos hijos: Antonio Aguilar Jr. y Pepe Aguilar, quienes siguieron los pasos de sus padres y continuaron con el legado artístico de la familia.

Antonio y Flor también crearon el espectáculo ecuestre “La familia Aguilar”, que les permitió llevar la cultura y el folclore mexicano a todos los rincones del mundo.

El Triste Final

El 5 de junio de 2007, Antonio Aguilar fue hospitalizado debido a una infección pulmonar. A pesar de los esfuerzos médicos, su salud se deterioró rápidamente y falleció el 19 de junio de ese mismo año, a los 88 años. Su legado, sin embargo, sigue vivo en la música, el cine y la memoria de todos aquellos que crecieron escuchando sus canciones y viendo sus películas.

El funeral de Antonio Aguilar fue un evento multitudinario. Más de 8,000 personas asistieron a su misa en la Basílica de Guadalupe, incluyendo al entonces presidente de México, Felipe Calderón. Sus restos fueron trasladados a su rancho en Zacatecas, donde descansa junto a los recuerdos de su infancia.

Una Rivalidad Inesperada

Un aspecto controversial de su carrera fue la supuesta rivalidad con Vicente Fernández, otro ícono de la música ranchera. Aunque nunca se confirmó oficialmente, hubo rumores de tensiones entre ambos artistas, lo cual fue comentado por el hijo de Antonio, Pepe Aguilar. Vicente Fernández asistió al funeral de Antonio, pero los rumores sobre su relación nunca desaparecieron.

Un Legado Inmortal

A lo largo de su vida, Antonio Aguilar demostró ser un hombre de lucha y perseverancia. Desde su humilde infancia hasta su éxito en la música y el cine, dejó una huella imborrable en la cultura mexicana. Sus canciones, películas y espectáculos continúan siendo parte del legado cultural de México, y su historia inspira a nuevas generaciones de artistas.