Nacido en 1980 en Cojímar, un pequeño pueblo pesquero de Cuba, este joven creció en un entorno que, aunque limitado, estaba lleno de vida y comunidad.

Cojímar, conocido por ser la inspiración de Hemingway para su obra “El viejo y el mar”, fue el escenario de su infancia, donde los pescadores regresaban con sus grandes capturas, y la esencia del pueblo lo moldeaba día a día.

William Levy - Mi Vida

A los 15 años, en busca de libertad y nuevas oportunidades, decidió dejar su hogar y embarcarse hacia Estados Unidos. “Soy de los que nunca se quejan; trato de acomodarme a donde estoy”, dice con determinación.

A pesar de los desafíos que enfrentó en su nuevo país, su mentalidad resiliente lo llevó a arriesgarse y a perseguir sus sueños con fervor. “Me siento afortunado de haber tenido la oportunidad de trabajar en varios mercados”, comenta, reflejando su gratitud por las experiencias que la vida le ha brindado.

Su infancia no estuvo exenta de dificultades. Los padres de este hombre se separaron cuando él era muy pequeño, un evento que, aunque doloroso, no lo detuvo. En lugar de rendirse, encontró en su fe y en la familia, la fuerza para seguir adelante.

“Mi relación con Dios se convirtió en una figura paterna”, menciona, subrayando la importancia de su fe en su vida. A pesar de la ausencia física de su padre, sus tíos y abuelos fueron una fuente de apoyo, pero fue su conexión con Dios lo que verdaderamente le brindó guía y propósito.

William Levy narra su vida en docuserie 'Mi Vida' para Canela.TV

Criado en un hogar donde la pobreza era palpable, recuerda momentos en los que compartir un vaso de agua con azúcar era un lujo. La unión familiar fue fundamental, y a pesar de las adversidades, los lazos que formó con sus hermanos perduran. “Éramos una familia muy unida”, relata, recordando cómo crecieron juntos en una casa pequeña, durmiendo en la misma cama.

La vida en Cuba le enseñó lecciones valiosas. A medida que crecía, empezó a notar las desigualdades sociales que lo rodeaban, cuestionando por qué no podía entrar a ciertos lugares solo por ser cubano. Agradece a su familia por nunca ocultarle la realidad, lo que alimentó su deseo de libertad y le permitió comprender las injusticias que existían.

Hoy, este hijo de Cojímar es un ejemplo de perseverancia y autenticidad. Su historia es un recordatorio de que, aunque las circunstancias sean difíciles, la fe, el trabajo duro y el amor familiar son claves para superar cualquier obstáculo y alcanzar el éxito. A través de su viaje, ha aprendido que, aunque la vida puede ser dura, también está llena de oportunidades para crecer y mejorar.