Don Pedro Rivera, conocido como el Patriarca del Corrido, tiene una historia fascinante de lucha, perseverancia y éxito. A través de una entrevista con su hijo, Juan Carlos Rivera, Don Pedro revela cómo ingresó al mundo de la música y cómo se convirtió en un productor influyente.

La historia comienza cuando Don Pedro trabajaba en una fábrica. Un día, al regresar del trabajo, encontró a su esposa, Rosamelia, muy asustada debido a un altercado con un vecino que había regañado a sus hijos. Tras un enfrentamiento, la familia fue expulsada de su hogar. Esta situación llevó a la familia a mudarse varias veces, enfrentando numerosas dificultades.

En busca de una forma de sustento, Don Pedro se compró una cámara Polaroid y comenzó a tomar fotografías en eventos y cantinas de Long Beach. Su habilidad con la cámara lo hizo conocido en la comunidad, especialmente entre las ficheras que trabajaban en las cantinas. Este trabajo le permitió conocer a muchos músicos y cantantes, lo que eventualmente lo llevó a la industria musical.

Un día, un amigo le regaló un máster de corridos que no había tenido éxito en México. Sin saber mucho sobre la industria, Don Pedro decidió producir y vender cassettes de corridos. Empezó con mil cassettes y los vendía en las cantinas, donde ya era conocido. Poco a poco, su nombre se fue haciendo famoso y comenzó a trabajar con más artistas y grupos musicales.

Don Pedro no solo vendía cassettes; también comenzó a promover y producir discos para diferentes grupos. Su perseverancia y habilidad para conectar con la gente le permitió expandir su negocio. Entre los artistas con los que trabajó se encuentran Los Razos y Los Braceros de Texas. Eventualmente, llegó a tener una influencia significativa en la música regional mexicana, promoviendo grandes nombres como Graciela Beltrán y Chalino Sánchez.

Una de las anécdotas más interesantes que comparte Don Pedro es cuando participó en un evento en el Parque Centenario de Santa Ana. Don Pedro proporcionó música desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde para entretener al público antes de la llegada de grandes estrellas como la Banda El Recodo y Los Tigres del Norte. Este evento fue un punto crucial en su carrera, consolidando su posición en la industria.

La historia de Don Pedro Rivera es un testimonio de cómo la perseverancia y la habilidad para adaptarse pueden llevar al éxito. Desde tomar fotografías en cantinas hasta convertirse en un productor influyente, su trayectoria es un ejemplo inspirador para muchos. A través de su hijo, Juan Carlos, Don Pedro continúa compartiendo sus experiencias y anécdotas, manteniendo viva la leyenda del Patriarca del Corrido.