Angelines Fernández, conocida por millones como Doña Clotilde, la inolvidable “Bruja del 71” en El Chavo del Ocho, dejó un legado que trasciende su icónico personaje.

Sin embargo, detrás de su encantadora sonrisa y sus interpretaciones memorables, se encuentra una vida marcada por la valentía, el arte y el sacrificio.

Nacida el 9 de julio de 1922 en Madrid, España, Angelines vivió una juventud marcada por la Guerra Civil Española (1936-1939). Su firme postura en contra del régimen franquista la obligó a exiliarse, encontrando refugio en México, país que le abrió las puertas y le permitió florecer como actriz.

En el México de la época de oro del cine, Angelines brilló en películas como El Esqueleto de la Señora Morales, destacándose por su talento y profesionalismo. Sin embargo, sería en los años 70 cuando alcanzaría la fama internacional gracias a su papel en El Chavo del Ocho. Su interpretación de Doña Clotilde combinaba humor, ternura y un trasfondo de humanidad que conectó con el público de todas las edades.

Aunque el personaje de la “Bruja del 71” le trajo una fama incomparable, también la encasilló en la mente de muchos espectadores. Angelines enfrentó este desafío con humildad, continuando su carrera en proyectos menores mientras agradecía el cariño del público.

Lamentablemente, su salud se deterioró en los años posteriores al fin de El Chavo del Ocho. Un hábito de fumar adquirido en su juventud contribuyó a su enfermedad, que finalmente le costó la vida el 25 de marzo de 1994.

El legado de Angelines Fernández es mucho más que un personaje televisivo. Fue una mujer valiente, comprometida con sus ideales y con un talento artístico que dejó una huella imborrable en el cine y la televisión. Su historia es un recordatorio de que detrás de cada rostro conocido hay una vida llena de desafíos y logros que merecen ser recordados.