En mayo de 2023, el mundo del boxeo estaba expectante por uno de los combates más importantes en la carrera de Saúl “Canelo” Álvarez. Mientras se preparaba en el lujoso Burj Al Arab de Dubái, el campeón recibió una oferta que desafiaría su honor y principios.

El Sheik Mohammed Al Rashidi, un magnate con una fortuna que supera los 15,000 millones de dólares, era conocido por su vida extravagante y su temperamento arrogante. Su influencia en los negocios y el deporte lo convertía en una figura temida y respetada en igual medida.

En una inesperada movida, el sheik envió a su asistente Hassan para invitar a Canelo a una cena en su penthouse privado.

Aunque Eddie Reynoso, entrenador y confidente del boxeador, advirtió sobre posibles distracciones en un momento crucial de su preparación, la presión cultural y diplomática hicieron que Canelo aceptara la invitación.

Sheikh Turki Al-Alshikh 'quên' Canelo Álvarez, nhưng hướng đến Mexico | THƯƠNG HIỆU Mexico

La cena fue una muestra extrema de opulencia: un Rolls-Royce Phantom adornado con detalles en oro transportó al boxeador al penthouse, donde lo esperaba un escenario digno de un cuento de hadas.

Pisos de mármol italiano, candelabros de cristal Swarovski y una antigua máscara azteca de oro dominaban el ambiente, como si todo estuviera cuidadosamente planeado para impresionar y someter al invitado.

Cuando Canelo cruzó la puerta, el Sheik Al Rashidi apareció con su imponente presencia, vestido con su tradicional thawb blanco y un lujoso reloj Richard Mille incrustado con diamantes.

Con arrogancia y una sonrisa burlona, le hizo una oferta impactante: una fortuna incalculable a cambio de perder intencionalmente su próximo combate.

El ambiente se tensó. Todos los presentes aguardaban expectantes la respuesta del campeón mexicano.

Canelo tiếp tục đối đầu với Alalshikh

Sin titubear, Canelo miró fijamente al sheik y con voz firme declaró: “Mi honor y mi legado no tienen precio. Yo peleo por mi historia, por mi país y por mi gente. No hay cantidad de dinero que pueda comprar mi dignidad”.

El sheik, sorprendido por la respuesta del boxeador, quedó en silencio por unos instantes antes de estallar en una carcajada sarcástica. Sin embargo, la mirada decidida de Canelo le dejó claro que su propuesta había sido rechazada rotundamente.

Con esta respuesta, el campeón no solo defendió su carrera, sino que reafirmó su compromiso con el deporte limpio y la integridad de su trayectoria.

Esa noche no solo se marcó un punto crucial en la preparación de Canelo, sino que también quedó como testimonio de su inquebrantable carácter.

En un mundo donde el dinero puede comprar casi todo, el boxeador mexicano demostró que hay valores que simplemente no tienen precio.