La historia de la Princesa Diana no es solo una tragedia personal, sino un relato que conmovió al mundo entero.

En 1997, un trágico accidente automovilístico le quitó la vida a la mujer que el mundo entero amaba, dejando a sus dos hijos, Harry y William, sumidos en una profunda tristeza.

Pero lo que realmente los atormentó fue ver cómo su madre se desvanecía debido al acoso de los paparazzi, quienes, en lugar de ayudar, solo se dedicaron a fotografiarla en sus últimos momentos de vida.

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Los príncipes William y Harry han compartido cómo se sintieron impotentes al no poder proteger a su madre. Desde pequeños, tuvieron que enfrentar el trauma de haber perdido a la persona que más querían.

Harry confesó que, el día de la tragedia, siendo un niño de tan solo 12 años, solo quería seguir jugando y terminó rápidamente la última llamada que tuvo con su madre desde París, sin saber que esa sería la última vez que escucharía su voz. A la mañana siguiente, fue su padre, el Príncipe Carlos, quien les dio la devastadora noticia: la Princesa Diana había fallecido.

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Este dolor marcó profundamente a Harry y William, quienes tuvieron una infancia cargada de dolor y recuerdos difíciles. Harry recuerda que cada vez que veía un flash de cámara o escuchaba el sonido de una, revivía el momento del accidente y la multitud de fotógrafos que contribuyeron indirectamente a la muerte de su madre.

Hubo ocasiones en las que, incapaz de contenerse, Harry llegó a golpear a algún paparazzi que invadía su privacidad en las afueras de un club nocturno en Londres.

Este dolor acumulado llevó a Harry a sufrir episodios de depresión y ansiedad. La decisión de él y su esposa, Meghan Markle, de alejarse de la familia real estuvo motivada por el temor de que la tragedia de su madre pudiera repetirse con Meghan.

Según Harry, no quería “jugar el mismo juego que mató a mi madre”. Desde que dejaron la realeza, Harry y Meghan se han enfocado en construir una vida tranquila para su familia y en proteger a su hijo Archie de la prensa.

Harry no desea que su hijo crezca bajo los títulos de la realeza y espera que Archie pueda tener una infancia pacífica, lejos de la constante vigilancia pública. Esta decisión muestra el profundo deseo de Harry de proteger a su familia, como su madre hizo con él cuando ella aún estaba viva.

Tal vez, lo que Harry y William están tratando de hacer es honrar y preservar el legado de la Princesa Diana, una mujer que luchó valientemente contra todo para proteger a sus hijos.

Su amor y sacrificio son el ejemplo que estos príncipes llevan consigo, buscando justicia y paz para sus seres queridos y manteniendo viva la memoria de su madre en cada paso que dan.