José Luis siempre fue una figura distante en la vida de sus nietas. A pesar de haberlas reconocido desde niñas, nunca tuvieron la oportunidad de experimentar el amor y la cercanía que se esperaría de un abuelo.

Este vacío emocional marcó sus vidas, pero un día, el destino les permitió un breve y curioso encuentro.

Ocurrió en un elevador, un espacio pequeño y cerrado donde las dos jóvenes, hijas de Juan José, vieron por primera vez a su abuelo en persona.

Fue un momento cargado de emociones para ellas, pues se encontraban frente a la figura paterna de su padre, una presencia de la que habían estado distanciadas toda su vida.

Sin embargo, en esa ocasión, José Luis no supo quiénes eran. Para él, eran simplemente dos desconocidas compartiendo el mismo espacio.

Las chicas, conscientes de la importancia de ese momento, decidieron no revelarle su identidad.

Sabían que cualquier intento de acercamiento o revelación podría generar una reacción negativa del cantante, quien había tenido una relación compleja con su hijo.

En su silencio, eligieron protegerse y evitar una posible confrontación que podría empeorar la situación.

Aunque fue solo un breve instante, aquel encuentro en el elevador dejó una huella profunda en ellas.

«Literalmente estaba viendo a mi papá», comentó una de las jóvenes, recordando cómo ese momento conectó emocionalmente tres generaciones, a pesar de la distancia y las barreras del pasado.