El 11 de noviembre se cumplen 16 años del fallecimiento de María Elena Marqués, una de las figuras más icónicas de la Época de Oro del cine mexicano.

A lo largo de su carrera, compartió pantalla con leyendas como Pedro Infante y Jorge Negrete, y su influencia en la diplomacia mexicana fue continuada por su hijo y su nieto, quienes ocupan importantes cargos gubernamentales. Además de su exitosa carrera, su vida personal fue igualmente fascinante, especialmente su historia de amor con Miguel Torruco Castellanos, con quien se conoció cuando él era piloto y ella lo animó a seguir una carrera en el cine.

María Elena Marqués nació en la Ciudad de México en diciembre de 1923. Sus primeros años fueron marcados por una mudanza a Veracruz, donde su familia se estableció en Playa Vicente. Desde joven mostró un talento natural para las artes, destacándose en canto y baile.

Su familia regresó a la Ciudad de México debido a conflictos agrarios, pero la pasión de María Elena por las artes escénicas solo creció más. Durante su adolescencia, soñaba con convertirse en una estrella de cine, y a los 16 años comenzó a dar sus primeros pasos en la industria, gracias al ojo de dos influyentes cineastas.

En 1942, hizo su debut como protagonista en la película Es querida en Jalisco, actuando junto a Jorge Negrete, quien en ese momento era uno de los galanes más populares del cine mexicano. Este fue el inicio de una carrera que la llevaría a participar en 23 de las 56 películas que definirían su trayectoria, incluyendo la exitosa Doña Bárbara en 1943, que consolidó su estatus de estrella. Su talento y carisma la llevaron a trabajar con figuras de renombre como Mario Moreno Cantinflas, y su voz poderosa y refinada la destacó también en películas musicales.

Uno de los momentos más importantes de su carrera fue su participación en La Perla en 1945, una obra dirigida por Emilio Fernández. Esta película le otorgó reconocimiento internacional, ganando el premio a mejor actriz en el Festival Internacional de Cine de Venecia, un honor que hasta el día de hoy sigue siendo único para una actriz latinoamericana.

La historia de amor entre María Elena Marqués y Miguel Torruco comenzó de manera inesperada durante un vuelo de la Ciudad de México a Los Ángeles, donde se conocieron. A pesar de que Miguel Torruco no tenía inicialmente planes de ser actor, fue María Elena quien lo animó a considerar una carrera en el cine. Después de un romance vertiginoso, se casaron en 1947. Aunque Miguel era conocido en la comunidad artística, fue gracias a María Elena que dio sus primeros pasos en la industria del cine.

La boda de María Elena y Miguel fue un evento glamoroso y marcó el inicio de un amor que perduró más allá de la vida de ambos, un amor que sigue siendo recordado con cariño y admiración en la historia del cine mexicano.