“El milagro auditivo de Román: La bondad detrás de una sonrisa”

Román, un pequeño de solo dos años, nació con hipoacusia neurosensorial profunda bilateral, lo que le impedía escuchar. Sus padres, al enfrentarse a un diagnóstico tan complejo, decidieron buscar soluciones.

Gracias a su persistencia y el apoyo de personas de gran corazón, Román vivió un momento que cambió su vida para siempre: escuchó por primera vez.

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El camino no fue sencillo. Los padres de Román se acercaron a Ricardo Álvarez, hermano mayor del famoso boxeador Saúl “Canelo” Álvarez, con la esperanza de obtener ayuda.

Ricardo, conmovido por la historia del niño, no dudó en involucrarse. Rápidamente informó a Saúl sobre el caso, y juntos lanzaron una campaña para recaudar los fondos necesarios para la operación. Por cada peso donado, Saúl prometió duplicarlo, mostrando un compromiso profundo con la causa.

Finalmente, Román recibió un implante coclear, una tecnología que permite recuperar la audición casi al 100%. Este dispositivo, que combina partes internas y externas, transforma los sonidos en impulsos eléctricos que estimulan directamente el nervio auditivo.

Aunque el proceso apenas comienza, los médicos confían en que, con terapia de lenguaje y el apoyo de su familia, Román podrá desarrollar habilidades auditivas y comunicativas normales.

El momento más conmovedor llegó cuando, tras la operación, Román reaccionó a los sonidos por primera vez. La sonrisa en su rostro al escuchar un tambor dejó a todos los presentes conmovidos. Para su familia, este fue el inicio de una nueva etapa llena de esperanza.

Saúl Álvarez y su familia no solo aportaron recursos, sino que también estuvieron emocionalmente presentes durante todo el proceso. No es la primera vez que el campeón mundial muestra su generosidad; en el pasado, ha ayudado a víctimas de desastres naturales y a organizaciones como Narices Rojas. Sin embargo, cada historia, como la de Román, demuestra su sensibilidad especial hacia los niños.

Este logro no solo representa un cambio radical para la vida de Román, sino también un ejemplo del impacto que puede tener la unión de la solidaridad, la tecnología médica y la perseverancia. La historia de este pequeño es un recordatorio de que, con apoyo y empatía, los milagros pueden hacerse realidad.