En el mundo de las redes sociales, las opiniones y análisis sobre figuras públicas pueden generar debates intensos.

Recientemente, el psicoterapeuta Adrián Salama ha sido el centro de una controversia por su interpretación pública de la cantante Ángela Aguilar, lo que ha suscitado diversas opiniones entre el público y expertos.

Adrián Salama, reconocido psicoterapeuta con una amplia trayectoria en adicciones y trastornos alimenticios, ha utilizado sus plataformas digitales para analizar a figuras del espectáculo.

En esta ocasión, su objetivo fue Ángela Aguilar. A pesar de sus credenciales, su análisis ha sido criticado por muchos por considerarse invasivo y poco profesional.

Una de las principales críticas hacia Salama es su aparente falta de empatía y juicio público hacia Ángela Aguilar. “¿Cómo se atreve a hacer pedazos a una jovencita sin siquiera conocerla personalmente?”, se preguntan algunos de sus detractores.

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La interpretación de Salama, según ellos, no debería cruzar la línea de la crítica destructiva, sino centrarse en un análisis imparcial y profesional.

Por otro lado, algunos defensores de Salama argumentan que su trabajo es interpretar comportamientos y gestos desde una perspectiva profesional, y que sus opiniones son una extensión de su experiencia y conocimiento en el campo de la psicología.

Sin embargo, incluso entre sus seguidores, existe un consenso en que su análisis de Ángela Aguilar pudo haber sido demasiado severo y contribuyó a aumentar el odio y la controversia en torno a la joven artista.

Lalo Carrillo, periodista y comentarista, ha señalado la importancia de mantener la objetividad en el análisis psicológico. Según Carrillo, un psicólogo debe interpretar sin emitir juicios de valor, algo que, en su opinión, Salama no logró en esta ocasión. La labor de un psicoterapeuta, argumenta, es ofrecer interpretaciones sin sumarse al colectivo de críticas y ataques hacia una persona.

Mientras algunos valoran la franqueza de Salama y su disposición a compartir su análisis con el público, otros consideran que su enfoque puede ser perjudicial y poco ético.

La controversia ha puesto de relieve la responsabilidad de los profesionales de la salud mental al expresar opiniones sobre figuras públicas, y la delgada línea entre la interpretación profesional y el juicio público.