Amador Bendayán se consolidó como una de las figuras más queridas y recordadas de la televisión venezolana. Cada sábado por la tarde, millones de televidentes se sintonizaban para ver «Sábado Sensacional», el popular programa de variedades que él conducía en Venevisión.

Este espacio se convirtió en un punto de referencia en la cultura popular del país, atrayendo a estrellas de todo el mundo y ofreciendo entretenimiento para toda la familia. La presencia de Bendayán en la pantalla chica era sinónimo de éxito, y su carisma le permitió ganar un lugar especial en el corazón de los venezolanos.

Los primeros pasos de una carrera extraordinaria

Amador J. Bendayán Bendayán nació el 11 de noviembre de 1920, en una familia de comerciantes judíos de origen marroquí que llegaron a Venezuela en 1919. Desde niño mostró un talento innato para el humor y la actuación, lo que lo llevó a desarrollar una carrera artística prolífica.

Cuando tenía apenas ocho años, su familia se trasladó a Caracas, donde Amador cursó sus estudios primarios en el Instituto Bolívar. Este cambio de entorno fue fundamental para su desarrollo, pues la capital venezolana le ofreció más oportunidades para explotar sus habilidades y acercarse al mundo del espectáculo.

Un regreso triunfal a la televisión venezolana

Aunque su carrera comenzó en la televisión venezolana en 1954, Amador Bendayán se alejó temporalmente del país debido a compromisos cinematográficos en México. Sin embargo, en la década de 1960 regresó a Venezuela y retomó su carrera televisiva. En Radio Caracas Televisión (RCTV) condujo «The Amador News», una parodia noticiera que rápidamente se ganó el favor del público. En 1968 protagonizó la serie «Mi Maestro en México», la única que realizó fuera de Venezuela, consolidando su reputación tanto en la actuación como en la presentación.

La transición a Venevisión y la creación de «Sábado Sensacional»

En 1968, mientras RCTV estaba a punto de perder a la popular figura de Renny Ottolina, Amador Bendayán fue contratado para conducir «Sábado Espectacular», un programa de variedades. Este proyecto marcó un antes y un después en su carrera, ya que en 1971 se trasladó a Venevisión con la promesa de mejores ingresos. Allí comenzó a conducir «Sábado Sensacional», un programa que se convertiría en un ícono de la televisión venezolana. Bendayán supo adaptarse a los cambios y exigencias del medio, y su estilo único lo convirtió en el rostro más reconocido de la televisión del país.

El auge de «Sábado Sensacional»

Durante los años siguientes, «Sábado Sensacional» se mantuvo como el programa líder en sintonía en la televisión venezolana. Con Amador Bendayán al frente, el show se convirtió en un espacio de referencia para el entretenimiento, presentando a grandes artistas internacionales como Olivia Newton-John, John Travolta, Farrah Fawcett, David Soul e incluso Michael Jackson. Su popularidad era tal que solo el programa humorístico «Radio Rochela» en RCTV lograba competir en ratings. Bendayán se consolidó como la figura paternal del entretenimiento en Venezuela, atrayendo cada sábado a un público ávido de diversión.

La batalla contra la enfermedad

En los últimos años de su vida, Amador Bendayán enfrentó serios problemas de salud debido a la diabetes mellitus que le había sido diagnosticada tiempo atrás. Esta enfermedad, junto con su ritmo de trabajo y el hábito del tabaco, le obligó a ausentarse en varias ocasiones de «Sábado Sensacional». Para aliviar la carga del maratónico show, Gilberto Correa, Napoleón Bravo, y la modelo Míriam Ochoa asumieron temporalmente la conducción. A pesar de sus problemas de salud, Bendayán hizo varios intentos por regresar al programa, siendo recibido con el cariñoso eslogan «¡Ánimo Amador!», que se convertiría en su distintivo.

El final de una era

A medida que su salud se deterioraba, Amador Bendayán se vio obligado a retirarse definitivamente de la televisión. Su público, sin saber la gravedad de su condición, continuaba esperando su regreso. La producción del programa, en un emotivo gesto, instaló un rotafolio en el escenario para que los artistas invitados dejaran mensajes deseándole una pronta recuperación. Sin embargo, su estado empeoró y fue hospitalizado, permitiéndosele solo las visitas de sus familiares y amigos más cercanos, como Gilberto Correa y Ricardo Peña, productor de su show.

La despedida de un gigante

Amador Bendayán falleció el viernes 4 de agosto de 1989 en Caracas, marcando el final de una era en la televisión venezolana. Al día siguiente, sábado 5 de agosto, Gilberto Correa leyó su última voluntad en un programa especial de homenaje, con el estudio vacío y el telón cerrado en señal de luto. El cortejo fúnebre de Bendayán fue uno de los más multitudinarios que se recuerden en la ciudad, reflejando el profundo impacto que tuvo en la vida de los venezolanos. Como miembro de la comunidad judía, fue enterrado según sus ritos y costumbres, sin que se expusiera su féretro.

El legado de Amador Bendayán

Amador Bendayán no solo fue un pionero en el entretenimiento televisivo en Venezuela, sino que también fue un defensor de los derechos de los artistas. Fue fundador y primer presidente de la Fundación Casa del Artista, una institución dedicada a proteger y apoyar a los profesionales del arte en el país. Antes de fallecer, Bendayán designó a su gran amiga y artista Mirla Castellanos como presidenta de la fundación, cargo que desempeñó durante 12 años. Su legado perdura como un testimonio del impacto positivo que tuvo en la vida de innumerables personas a través de su trabajo.

Una vida dedicada a hacer feliz al público

Una de las frases más memorables de Amador Bendayán resume su filosofía de vida: “La verdad es que me resulta imposible describir el placer que se experimenta haciendo feliz a la gente, así sea por instantes, viéndola reír, siento una sensación maravillosa, un deleite inexplicable que te hace sentir muy bien”. Este sentimiento fue el motor que impulsó toda su carrera y que lo llevó a convertirse en una figura insustituible en la historia de la televisión venezolana. Incluso después de su muerte, su legado sigue vivo en la memoria colectiva del país.