Es un inmenso orgullo para mí compartir esta fotografía donde la medallista olímpica, Marileidy Paulino, sostiene en sus brazos a mi hija más pequeña.

Este momento no solo captura la grandeza de una atleta que ha llevado el nombre de nuestro país a lo más alto, sino también su extraordinaria humildad.

A pesar de sus logros y fama, Marileidy demuestra que la sencillez y el cariño hacia los demás son parte fundamental de su carácter.

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Ver a mi hija en los brazos de alguien tan admirable y humilde es un recuerdo que guardaré para siempre.

Esta imagen no solo representa un encuentro entre generaciones, sino también la inspiración que figuras como Marileidy pueden brindar a nuestros niños.

Ella es un ejemplo de cómo el éxito no debe cambiar la esencia de una persona y cómo, incluso en la cima, es posible mantenerse cercano a las raíces y a los valores que realmente importan.

Marileidy Paulino no solo es una campeona en la pista, sino también en la vida, y este pequeño gesto de ternura hacia mi hija lo demuestra.

Estoy profundamente agradecido por este momento que encapsula lo mejor de su espíritu y el impacto que tiene en todos nosotros.

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