En un giro sorprendente de los acontecimientos, Meghan Markle y el príncipe Harry fueron capturados por las cámaras en una acalorada discusión mientras conducía a casa de su entrevista CBS muy publicitado la semana pasada.

Según testigos presenciales, la tensión entre la pareja aumentó después de que Harry hiciera un comentario involuntario que sugería que la paternidad de su hija Lilibet podría no estar clara.

Durante la entrevista, Harry pareció cometer un desliz que insinuaba la posibilidad de que el padre biológico de Lilibet no fuera él. Como es lógico, esto molestó a Meghan, que se mostró visiblemente angustiada por el descuido de Harry. Según testigos, Meghan se enfrentó furiosa a Harry en el coche, exigiéndole explicaciones por sus comentarios. Según todos los indicios, el ambiente era increíblemente tenso y emocionalmente cargado mientras su disputa privada se desarrollaba a la vista del público.

El momento de esta discusión pública no podría haber sido peor para la pareja, que se esfuerza por reconstruir su reputación tras el Megxit. Su entrevista televisada pretendía marcar un nuevo capítulo de honestidad a medida que establecen vidas independientes de la monarquía.

Sin embargo, el aparente lapsus linguae de Harry ha provocado un intenso escrutinio de su credibilidad y sospechas de que puede haber otros posibles secretos que estén ocultando.