Ofelia Montesco, conocida como “El Ángel” de la época dorada del cine mexicano, fue una de las figuras más admiradas por su belleza y talento en el ámbito cinematográfico. Su rostro cautivador y su presencia en pantalla hicieron de ella una estrella inmortal, pero detrás del glamour y la fama, se escondía una vida marcada por una lucha constante contra una enfermedad devastadora: el cáncer de estómago. Esta enfermedad, implacable en su avance, no solo truncó su exitosa carrera, sino que también le arrebató la vida a una edad temprana, dejando un vacío profundo en el cine mexicano.

Nacida Ofelia Irene Grabovski Edery el 9 de mayo de 1935 en Iquitos, Loreto, Perú, Ofelia provenía de una familia con raíces diversas. Su padre, Segismundo Pedro Grabovski, tenía ascendencia polaco-judía, mientras que su madre, Julia Edery, tenía orígenes sefardíes y franceses. A pesar de su origen peruano, Ofelia se mudó a Lima, donde comenzó a estudiar teatro y a desarrollarse en las artes. Desde muy joven mostró interés por la belleza y las artes escénicas, lo que la llevó a participar en certámenes de belleza. En 1953, fue candidata a Miss Universo en el certamen “La más bella del Perú”, aunque no resultó seleccionada, su participación marcó un importante momento en su vida. Sin embargo, Ofelia no deseaba ser valorada solo por su apariencia, y su deseo de destacar por su talento la llevó a rechazar ofertas cinematográficas iniciales que solo la consideraban como un objeto decorativo.

A fines de la década de los 50, se mudó a México, donde su belleza rápidamente atrajo la atención de un productor de cine. Este encuentro le permitió entrar en la industria cinematográfica mexicana, aunque de manera modesta, participando en pequeños papeles. No obstante, su talento natural y su presencia cautivadora pronto hicieron que las oportunidades fueran mayores. A los 21 años, Ofelia adoptó su nuevo nombre artístico, Ofelia Montesco, y empezó a ganar fama en el cine. Su primer papel en la película Sube y baja (1959) marcó el inicio de una carrera brillante. A medida que avanzaba en la industria, se destacó en papeles de gran carga dramática y romántica, destacándose especialmente en su interpretación de “La Mariposa” en La vida de Agustín Lara.

A lo largo de los años, su belleza etérea y su habilidad para interpretar papeles complejos la convirtieron en una de las estrellas más queridas y admiradas de México y América Latina. En la década de los 60, Ofelia fue una de las figuras más prominentes de la época dorada del cine mexicano, participando en títulos como El Ángel Exterminador (1962), dirigida por Luis Buñuel, y Santo contra las mujeres vampiro (1962), consolidándose como una de las actrices más icónicas del cine mexicano.

Sin embargo, a pesar de su éxito, Ofelia sentía que su carrera estaba limitada a papeles que no reflejaban su verdadero potencial actoral. En una industria que la valoraba principalmente por su belleza, a menudo lamentaba no recibir papeles más complejos que le permitieran demostrar su capacidad. A lo largo de los años, su frustración creció, aunque continuó trabajando en el cine y la televisión, ganándose el cariño del público a través de sus interpretaciones en películas y telenovelas.

En 1972, Ofelia Montesco incursionó en la televisión con el melodrama Intriga, y en los años siguientes, participó en exitosas telenovelas como Encadenados y El Carruaje. Su presencia en la pantalla chica consolidó aún más su popularidad, permitiéndole seguir siendo una figura relevante en la industria del entretenimiento mexicano.

Lamentablemente, la enfermedad comenzó a hacer mella en su salud a principios de los 80. En 1982, Ofelia comenzó a experimentar dolor abdominal que, al principio, creyó que era consecuencia de su agitada vida. No obstante, el dolor se intensificó y, después de una serie de pruebas médicas, se diagnosticó que sufría de cáncer de estómago. Aunque luchó valientemente contra la enfermedad, el cáncer se encontraba en una fase avanzada y su salud se deterioró rápidamente.

A pesar de los tratamientos y su fuerza de voluntad, la enfermedad fue implacable. Ofelia tuvo que reducir su participación en la actuación, y aunque intentó mantenerse activa en su carrera, sus fuerzas fueron decayendo. En sus últimos días, se vio obligada a retirarse del cine, dejando un vacío irreparable en la industria. El 16 de junio de 1983, a los 46 años, Ofelia Montesco falleció en la Ciudad de México, después de una larga y dolorosa batalla contra el cáncer.

A pesar de su partida temprana, el legado de Ofelia Montesco permanece vivo. Su nombre sigue siendo recordado en los corazones de aquellos que la admiraron por su belleza y su talento. A lo largo de los años, su contribución al cine mexicano ha sido celebrada en libros, documentales y retrospectivas que mantienen su figura viva en la historia del cine. Su participación en el renombrado libro Bellezas del Cine Mexicano de 2002, escrito por Rogelio Agra Sánchez, asegura que las generaciones futuras sigan reconociendo su lugar en el cine mexicano. De esta forma, Ofelia Montesco, la “Carita de Ángel”, se mantiene como un ícono de la época dorada del cine mexicano y un símbolo de la belleza, el talento y la resiliencia ante la adversidad.

Su legado sigue siendo una parte fundamental de la cultura mexicana, y su vida, aunque breve, será recordada por siempre como un ejemplo de fortaleza, arte y belleza en el cine.