Érase una vez una actriz estadounidense de notable talento que capturó los corazones de millones de personas con sus impresionantes actuaciones y sus gélidos ojos azules de princesa.

Esta increíble mujer, conocida sólo como Foster, comenzó su carrera como actriz participando en representaciones teatrales, desarrollando sus habilidades y superando su timidez escénica durante sus primeros años en un internado.

Su debut en pantalla se programó para que coincidiera con “Adam at 6 a.m.” de Michael Douglas, y su apariencia distintiva y su mirada cautivadora rápidamente la hicieron conocida en la industria.

Los críticos elogiaron a Foster por cada papel que interpretó a lo largo de su extraordinaria carrera. Incluso fue nominada al Genie, un premio del cine canadiense, por su actuación en el drama “Ticket to Heaven”.

Foster disfrutó del éxito en series de televisión y películas, como “Cagney and Lacey”, “Xena: Warrior Queen”, “ER”, “Quantum Leap” y “The Amazing Wanderings of Hercules”.

A pesar de su fama, Foster sólo se casó una vez con su compañero de trabajo Stephen McHattie; no obstante, la relación terminó en divorcio. Actualmente reside sola en su importante rancho, donde produce caballos para sementales.

A medida que pasaron los años y Foster hizo menos apariciones en películas, comenzaron a aparecer profundas arrugas en su rostro. A pesar de esto, está contenta con su apariencia y elige envejecer en lugar de someterse a una cirugía plástica.

Foster nunca deja de cautivar a las multitudes con su distintiva belleza y su imponente presencia, lo que demuestra que el envejecimiento no disminuye su atractivo perdurable. Su talento excepcional y su encanto atemporal quedan demostrados por sus actuaciones y su actitud inquebrantable.