El 13 de enero, Michèle Bernier, invitada en el programa 50’ Inside de TF1, compartió un momento profundamente conmovedor mientras hablaba sobre el suicidio de su madre. La actriz y comediante, conocida por su cálida sonrisa y humor, reveló una herida íntima que aún sigue viva, casi cuarenta años después de la tragedia.

Un trauma que sigue presente: “Siempre me haré la pregunta…”
Michèle Bernier estuvo en el programa para promocionar su nueva obra “Je préfère qu’on reste ensemble”, escrita por Laurent Ruquier. Pero más allá de su carrera, se abordó un aspecto más personal de su vida: la trágica pérdida de su madre, Odile Vaudelle, cuando tenía 28 años. En la entrevista, la periodista Isabelle Ithurburu habló de la muerte prematura de la madre de Michèle, que tenía solo 51 años. “¿Cómo se supera un trauma así?”, preguntó. Michèle Bernier, con voz temblorosa, respondió: “No sé, no sé…” Con lágrimas en los ojos, compartió la pregunta que la atormenta: “¿Por qué quería irse? Seguramente esta pregunta le pertenece a ella”.

Odile Vaudelle, descrita por su hija como un “sol” y una “mujer increíble”, había dado pocas señales de la tragedia inminente. Michèle Bernier explicó que esta pérdida repentina e incomprensible la llevó a someterse a años de psicoanálisis. “Hice psicoanálisis durante unos años para no hundirme, porque no quería tener la fragilidad que ella tenía”, confesó. A pesar de todo, Michèle Bernier reconoce que la pérdida de su madre seguirá siendo una herida abierta: “Creo que la extrañaré por el resto de mi vida, es así”.

Isabelle Ithurburu también le preguntó sobre sus arrepentimientos y los momentos que le hubiera gustado compartir con su madre. “Todo”, respondió el comediante sin dudarlo. Sin embargo, encuentra consuelo en el hecho de que su madre pudo presenciar sus primeros pasos en el escenario. “Me alegro porque ella me vio empezar y eso es al menos algo que habría compartido con ella”, concluyó con tono amable. Este momento de vulnerabilidad, compartido en 50′ Inside, permite al público ver detrás de la fachada del artista y nos recuerda que incluso aquellos que nos hacen reír a menudo llevan heridas profundas.