Jean-Claude Van Damme es culturista, artista marcial, director, guionista, coreógrafo de escenas de lucha, actor y productor. Alcanzó la fama por sus papeles protagónicos en películas de acción y su impresionante habilidad para realizar acrobacias difíciles por sí mismo. Un movimiento en particular, su legendaria apertura completa de piernas, lo convirtió en un ícono, una hazaña que aún puede hacer, incluso a su edad.

Jean-Claude Camille François Van Varenberg nació y creció en la zona de Bruselas. Era hijo único, y sus padres lo adoraban, especialmente su madre. Jean-Claude era un niño frágil y enfermizo, y su madre lo mimaba y protegía del mundo. Creció como un verdadero “niño de mamá”, sensible y llorón, siempre corriendo hacia su madre cuando algo lo molestaba. Usaba gafas y andaba encorvado, lo que lo convirtió en blanco de burlas. Sus compañeros lo atormentaban sin piedad, lo que lo hizo aún más retraído e introvertido. Su situación empeoró con el trastorno bipolar, algo que padeció desde la infancia.

En ese entonces, los médicos no trataban esta condición como algo serio, por lo que el padre de Jean-Claude tomó cartas en el asunto. Lo inscribió en clases de artes marciales. Creía que, a través de las artes marciales, Jean-Claude no solo aprendería a defenderse, sino que también ganaría confianza y mejoraría su salud.

Hoy, las películas de Van Damme son éxitos de taquilla que atraen a multitudes a los cines. Pero, en su momento, solo era un atleta con sueños de conseguir aunque sea el papel más pequeño en una película. Audicionaba incansablemente mientras hacía trabajos ocasionales. Trabajó como conductor, colocador de suelos e incluso como portero en un club nocturno propiedad de Chuck Norris. Fue Norris quien le ofreció al joven musculoso un pequeño papel en una de sus películas. Ese papel le abrió puertas, y pronto otros directores empezaron a fijarse en él.

Desde su primer papel, Jean-Claude adoptó un nombre artístico. Su apellido belga era demasiado difícil de pronunciar. Su gran oportunidad llegó con la película Bloodsport. A partir de ahí, se convirtió en una auténtica estrella de acción, y las ofertas empezaron a llover. Su reputación se vio reforzada por el hecho de que realizaba todas sus acrobacias él mismo. Desde entonces, se convirtió en uno de los actores mejor pagados de Hollywood, reconocido no solo en los EE. UU., sino en todo el mundo.

El primer matrimonio de Van Damme tuvo lugar en Bélgica antes de que se trasladara a Hollywood. Su esposa no compartía sus sueños de triunfar en el cine, y se divorciaron cuando él se mudó para seguir su carrera actoral. Su segunda esposa, Cynthia Derderian, era la hija de su jefe en una empresa donde Jean-Claude trabajaba como conductor. Pero la fama pasó factura, y su relación se vino abajo.

El actor ha dicho que mantener una energía juvenil requiere “disciplina, enfoque y el corazón de un guerrero”, y ha dejado claro que planea seguir con esa mentalidad durante muchos años más.