El dolor de un hombre: la desgarradora historia de un superviviente del Titanic. 

A día de hoy, el hundimiento del Titanic sigue siendo el acontecimiento más curioso en la historia de las catástrofes marítimas. Pero lo que sigue haciendo que la gente hable aún más son las coloridas historias de los supervivientes, incluso las tristes como la de Masabumi Hosono.

Antes de que el Titanic zarpara, Hosono trabajaba en Rusia como comisionado adjunto de la Junta de Ferrocarriles del Ministerio de Transporte japonés, dijo el Japan Times.

En la ruta de repatriación, Hosono, que entonces tenía 42 años, optó por abordar el Titanic en Southampton, Inglaterra, en lugar de realizar el viaje a través de Rusia. Era el único pasajero japonés en el tren y tenía un billete de segunda clase.

En la fría tarde del 14 de abril de 1912, el viaje inaugural del RMS Titanic sufrió un accidente fatal cuando el barco chocó contra un iceberg.

El diario de Hosono sobre el desastre fue hecho público por su familia en 1997. Según la historia, lo despertó un golpe en la puerta de su cabaña. Sin embargo, como Hosono era extranjero, lo llevaron a la cubierta inferior, lejos de los botes salvavidas.

Mientras esperaba su fatídico momento, se le apareció una oportunidad de sobrevivir cuando un oficial que preparaba el bote salvavidas dijo que quedaban 2 asientos vacíos. Un hombre aprovechó la oportunidad y dio un paso adelante. Hosono vaciló al principio.

“Yo mismo me hundo en la desesperación ante la idea de no poder volver a ver a mi amada esposa e hijos porque no tengo otra solución que sufrir el mismo destino que el Titanic”, escribió Hosono en un comunicado. carta enviada a su esposa en los días posteriores al desastre.

“Pero el hecho de que el primer hombre interviniera me inspiró a aprovechar esta última oportunidad”.

Supervivientes del Titanic tras ser rescatados.

Entonces decidió aprovechar la oportunidad, saltar al bote salvavidas y salvarse. Él estuvo entre las 700 personas que sobrevivieron al desastre, mientras que otras 1.500 personas murieron.

A diferencia de Violet Jessop, una azafata que sobrevivió al hundimiento, o de la “insumergible” Molly Brown, Hosono recibió una fría bienvenida por parte de su tierra natal.

Se enfrentó a duras críticas de la prensa japonesa, que en ese momento condenó a los supervivientes como cobardes y elogió el coraje de los que murieron.

Según Metropolis Japan, se sintió avergonzado por no seguir el principio de que “las mujeres y los niños tienen prioridad” y evitar una muerte honorable al hundirse con el barco. Como resultado, Hosono sufrió lo que los japoneses llaman mura hachibu, o ostracismo social.

Perdió su trabajo en 1914, según AP. Aunque fue contratado a tiempo parcial, la discriminación lo persiguió por el resto de su vida.

Hosono vivió recluido en silenciosa vergüenza hasta su muerte por causas naturales en 1939. Incluso después de su muerte, mencionar el desastre del Titanic siguió siendo un tabú en su familia.

Según The Brantford Expositor, la ola de burla en torno a la supervivencia de Hosono duró hasta la década de 1990, incrementada por la publicidad negativa de los medios japoneses después del estreno de Titanic de James Cameron.

En 1997, la AP informó que es posible que lo hubieran confundido con un hombre asiático en otro bote salvavidas. De hecho, Hosono ayudó a remar el bote salvavidas para alejarlo del barco que se hundía, salvando a otros pasajeros.

Matt Taylor, un investigador estadounidense y estudioso del Titanic que investigó los escritos de Hosono, dijo a la AP que el descubrimiento “restauró efectivamente su honor y reputación”. De hecho, las revelaciones han granjeado mucha simpatía pública hacia Hosono.

Escrito a bordo del barco de rescate del Titanic, el relato de Hosono se considera hasta el día de hoy uno de los registros más detallados de lo que ocurrió en el desafortunado barco en medio del pánico.