El actor venezolano -conocido por ‘Cristal’ y ‘Dama de rosa’- tuvo un fuerte impacto en Latinoamérica, Europa y Medio Oriente, entre 1985 y 1995, cuando su esposa le pidió “dejar todo” por ella.

Desde que Café con aroma de mujer hizo su estreno en Netflix, en diciembre de 2021, el actor cubano William Levy (41) ha sido elevado a la categoría de superestrella. De hecho, de acuerdo con numerosos críticos, el intérprete pasará a la historia como uno de “los mejores galanes de teleseries”, debido a sus asombrosas cifras. Entre ellas, sus casi 11 millones de seguidores en Instagram y los 500 millones de usuarios que ha atraído a la plataforma. No obstante, antes de que existieran estas mediciones, las redes sociales y el streaming hubo un hombre que -probablemente- rompió más corazones que Levy. Es más, entre 1985 y 1995, este venezolano conquistó Latinoamérica, Asia y Europa y no hay español (boomer o millennial) que no recuerde su sonrisa… Se trata de Carlos Mata. El protagonista de hits como Cristal y La dama de rosa.

En agosto de 1952, Carlos Mata Ituriza nació en Caracas y, desde pequeño, su familia le inculcó el desarrollo de las artes como valor fundamental. Por ejemplo, en su adolescencia se interesó por disciplinas como la pintura y la literatura y hasta llegó a aprender a tocar el violín. Aunque a los 17 años decidió decantarse por algo radicalmente diferente: la arquitectura, la cual llegó a ejercer. Incluso algunas de sus biografías mencionan que construyó dos edificios y cinco casas. Sin embargo, a finales de los 70, la actuación llamó a su puerta y ya no hubo vuelta atrás. De acuerdo con sus propias palabras, su vocación surgió de manera casual: siendo universitario, acompañó a un amigo a un casting para la obra Godspell y los productores insistieron en hacerle una prueba. ¿Qué pasó entonces? Mata terminó siendo elegido para interpretar a Jesús.

A raíz de ello, Mata comenzó a tomarse en serio el oficio de actor. Se formó en varias academias, estudió con el método del Actor’s Studio y aprendió canto, por lo que la televisión se interesó pronto por sus talentos. De esa forma, en 1979 debutó en la pantalla con la teleserie El hombre. Pese a ello, él no estaba tan seguro de seguir una carrera en las telenovelas. “Para mí era una locura. Yo que era rockero y tocaba la guitarra, decía ‘me meto a una telenovela y las burlas van a ser eternas’. Pensaba ‘galán es que el levanta las cejas y grita cosas como ‘¡es inútil, María Cristina!’”, confesó a Clarín en 2018. No obstante, su éxito lo hizo cambiar de opinión. Después de su primera producción vino otra y otra y otra y seis años después de su debut, llegó su primera serie internacional: Cristal. Una ficción que voló rápidamente de Latinoamérica a Madrid.

“Cuando, por primera vez, un culebrón sudamericano, como Cristal, fue emitido en La 1, en horario de mañana, fue como una reacción explosiva en cadena. Porque se trataba de una historia de amor simple, sin efectos especiales, ni tráfico de droga, ni asesinatos de la mafia. Era una novela donde se recreaba la vida de las familias, sus preocupaciones, sus ilusiones y valores sencillos, como los amores imposibles, los conflictos, el bien y el mal, la lealtad y la traición… Por lo que hubo una identificación espontanea inmediata creando una especie de arma de destrucción masiva a la rígida concepción de lo que debía ser ‘cultural’”, indicó el actor a 20 minutos, en 2010. A pesar de ello, Mata nunca auguró el boom que tendría alrededor del mundo. Ni siquiera después de lo que sucedió en 1986, con La dama de Rosa, donde interpretó a Tito Clemente.

“En República Dominicana tuve que salir del estadio por un techo. En Chile, a mi manager se le ocurrió disfrazar a un tipo para que saliera en mi lugar. Todo parecía surrelista”, dijo el artista, hace cuatro años, al analizar que su rostro llegó a ser conocido en lugares tan atípicos (para Venezuela) como Turquía, Israel o Filipinas. Países que pedían a gritos conocer un poco más de este galán que a mediados de los 80 decidió entregarle otra faceta artística a sus fans: la música. Durante casi una década, Mata lanzó ocho discos que, de acuerdo con él mismo, llenaron sus vida de colores. Pero en 1995 todo cambió… Su matrimonio con Marlene Maseda comenzó a tambalear y optó por dejarlo todo por un tiempo, como una especie de “regalo” a su mujer.

“Ella me pidió que lo dejara todo por amor… Y si hoy considero que fue absolutamente egoísta. Pero entonces yo subía a los aviones escondido en las lágrimas porque sabía que durante un mes y medio podría no ver a mi hijo. Entonces nos fuimos a Nueva York a no hacer nada... Y la gente se preguntaba ‘¿dónde está?, ¿lo secuestraron?’. Pero era necesario que yo desapareciera. Aun así, mi hijo mayor, que hoy tiene 31, me dijo ‘sé que yo te suplicaba que no te fueras… Pero una cosa es dar la vida para salvar a quien amas y otra es regalar tu vida’”, comentó alguna vez…Y esa es precisamente por la razón que Carlos Mata decidió volver. Su anonimato y su tranquilidad no lo hacían feliz y en 1997 volvió a las producciones televisivas. “No fue difícil reinsertarme. Porque me ofrecían muchas cosas y aceptaba lo que le interesaba hacer”, manifestó hace un tiempo. Sin embargo, lo que le dolía era no hacer música. Un tema que retomó el pasado 2014.

“En mi corazón nunca me divorcié de la música”, señaló entonces a EFE, cuando estrenó su EP Me arrepiento, que le ha servido de excusa para hacer numerosos conciertos alrededor del mundo. De hecho, este 2022 Carlos Mata se presenta como cantante y actor. Un hombre polifacético, que hasta hoy ha rodado 38 producciones televisivas y participado en ocho películas y 17 obras de teatro. Por otro lado, actualmente, su vida personal también va viento en popa. Después de que fracasara su matrimonio con Marlene -con quien tuvo tres hijos- se casó, en 2004, con Maigualida Torres en Miami, donde se mantiene activo en todos los ámbitos de la comunicación. Incluso en las redes sociales, las que suele utilizar para criticar a Nicolás Maduro. “Hay que acabar con la impunidad, la corrupción y la tiranía”, expresó en 2017.